Un balance de los últimos años en la actividad tabacalera en Mantua evidencia cuanto falta por hacer para que la excelencia sea la regla y no la excepción. Durante la campaña 2019 2020 el territorio plantó 918 hectáreas de 1456 previstas. De ellas solo se cosecharon 852: sesenta y seis se perdieron por la intensa sequía, lluvias y enfermedades.
Causas hay muchas, pero las principales, que 102 productores no iniciaron las siembras por no contar con motores, fuentes de abasto de agua, abandono de las tierras y enfermedades, según Eduardo Perera, delegado de la Agricultura local.
De esa campaña se recolectaron 500 770 cujes, equivalentes a 628 toneladas, de las 700 previstas. Y aunque las cifras estuvieron cercanas, la realidad es que no se cumplió con lo pactado, y que lo que se planificara como posible, también dista del potencial de un territorio que, en otros tiempos, entregó mucho más.
Entre las dificultades subjetivas detectadas, se repiten las insuficientes atenciones culturales, el tabaco desfasado de cosecha y los problemas organizativos en la construcción de aposentos y el bajo tiro de cujes.
El rebrote o capadura es uno de los renglones menos aprovechados históricamente por los productores mantuanos. Un problema de cultura agrícola que, a juicio de Eliecer Valle, director de la Tabacalera local, (…) “los campesinos no le confieren importancia a esta “segunda cosecha” (…) durante el invierno del 2020 solo se recolectaron 1262 cujes de capadura, menos del uno por ciento del potencial, y unos 33 000 de libre pie, otro renglón de importancia decisiva y contradictoriamente, poco explotado aquí”.
En las actividades del beneficio del tabaco el número de operarios es aún insuficiente. 100 bancos vacíos y un plan al 70 % dan cuenta de la necesidad urgente de incorporar trabajadores, atender sus necesidades y establecer compromisos laborales, sistemas de pago más atractivos y mejores condiciones laborales. En esta actividad aún se precisa elevar el nivel de capacitación para reducir al mínimo las mezclas, cumplir los parámetros de humedad y prevenir la afectación por plagas.
Aunque 2019/ 2020 fue una campaña signada por la sequía, la escasez de recursos y múltiples restricciones financieras, ésta dejó como enseñanzas la necesidad de plantar en el momento óptimo, aplicar la mínima conservación a los suelos, trabajar para identificar prioridades y erradicar la lentitud para reaccionar ante problemas organizativos que, de otra forma, se acumulan.
La subutilización de los túneles estuvo entre las trabas de la campaña 2019 /2020. Irregularidades en la construcción de estas casas de cultivo y la falta de una estrategia de revitalización de las que se deterioran conspiraron contra el empleo de una técnica de probados resultados para obtener posturas de alta calidad.
Cabe mencionar que la palabra de orden es exigencia, en un municipio que ha de vivir y desarrollarse a partir de la agricultura. Las experiencias de la campaña anterior deben ser empleadas en la actual, caracterizada por atrasos significativos en los planes de siembra y daño masivo en los canteros producto de las lluvias del otoño.
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