Nombre que desde la toponimia española alude al espacio geográfico en que se asentaron los primeros pobladores, es uno de los territorios más privilegiados por su variedad de recursos naturales y tradiciones culturales.

Esta ciudad, se presenta modesta, neoclásica, ecléctica, con una mezcla de portales con columnas rematadas en capiteles, criollísimas tejas rojas, ventanas y puertas a dos hojas.

En 1859, se transformó en villa y dado el desarrollo que alcanzó, el 10 de septiembre de 1867 se le concedió por “Real Decreto de la reina de España, Isabel II”, el título de “Ciudad” a Pinar del Río. El 9 de julio de 1878, queda conformada la provincia de igual nombre.