Cumplimos, ahora vamos por más

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“Podemos empezar algo fríos el partido, uno tiene que mirar al contrario, pero después entras en el juego. Siempre dije que este equipo era grande y lo está demostrando”, nos había expresado Alfredo Despaigne antes de iniciar el partido, como si él no fuera el hombre que marca la diferencia en el grupo, el verdadero líder.

He escuchado cientos de comentarios en nuestra propia web y en otros espacios, incluso me han llamado aficionados para decirme que él, Despaigne, no la daba a la hora buena. Algunos lo compararon con el astro del fútbol Lionel Messi, por aquello de que el 10 del Barcelona no define con su Argentina.

El paralelo solo lo haría por la grandeza de los dos jugadores, esa que es capaz de hacernos vivir el gran momento del quinto justo cuando el reloj daba las 12 de la noche en La Habana, pero no era un hada, como en Cenicienta, la que obró el milagro, sino Alfredo, el que nació en Santiago, el de Granma, el de Cuba.

Y solo ese “pequeño” detalle de más de 350 pies hizo la diferencia en un partido tenso, no tanto por calidad del adversario –que por supuesto que la tiene—sino porque desde el principio la estrategia de la dirección del equipo definió este juego como decisivo, en la última hoja del calendario eliminatorio por demás. Es decir, no había mañana.

Ya Cuba está en la segunda vuelta, Lázaro Blanco estuvo inefectivo pero la estrategia del mentor Carlos Martí funcionó, sobre todo por su coherencia, jamás le dio un paso al lado. Pero en la siguiente fase, cinco boletos en igual cantidad de entradas son letales en un certamen como este, en el que todo se aprovecha. La primera carrera la anotó el hombre que recibió la quinta transferencia. Un jonrón, como el del veterano Trent Oeltjen se lo dan a cualquiera, la base es gratis.

Aquí el pitcheo decide, por las reglas y por la resolución que tienen los bateadores en la caja de bateo. Australia le pegó a China solo ocho jits, porque los lanzadores aunque inferiores no estuvieron por debajo de sus rivales.

A Cuba le conectaron 13 y de manera fácil porque cuando los pitcher buscaban el centro de home lo hacían de manera muy noble. Por esa razón Blanco hizo 62 en menos de tres entradas; Yera en uno y dos tercios lanzó 39, Vladimir García 51 en tres y Moinelo 13 a tres oponentes. Eso, además de expresión de descontrol es una premisa de derrota en un juego de béisbol.

Y si Alfredo decidió, Miguel Lahera firmó el certifico con dos ponches en la novena, con un último strike en retca de 93 millas que dejo retratado a Brad Harmann.

Ahora en la etapa que comienza el domingo 12 (en La Habana el 11, sábado), los lanzadores no estarán tan presionados con el límite de envíos y los abridores Blanco, Vladimir García y Baños, tendrían la posibilidad de ser más efectivos en un entorno de 80 disparos hacia home.

Esa segunda manga el equipo cubano la abrirá nada menos que con la explosión mediática de los grupos preliminares de Asia en este certamen, aunque también de toda la competencia, Israel. Utilizado ya Blanco y con Vladimir en rol de seguidor en el cotejo decisivo de la vuelta inicial, Baños sería el hombre para los israelitas.

¿Cumplido el objetivo de anclar en la segunda vuelta habría cambio de estrategia?

“Siempre sería la misma, la de avanzar en la competencia y claro que eso se hace ganando juegos. Nosotros no salimos a perder con Japón, solo que nos evaluamos con más probabilidades frente a China y Australia. Con los nipones peleamos, pero las armas no podían ser las mismas para ganar la batalla final. En esta etapa haremos lo mismo, con sangre fría y la mentalidad ganadora de este equipo desde que se formó”, expresó Carlos Martí.

Y según Francisco Montesinos, médico del equipo Cuba, lo de Alfredo Despaigne fue un gesto que le lesionó una de las vertebras cervicales.

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