A pesar de haber tenido en ellos mismos el poder clasificar a los play off y no depender de la actuación de otros elencos, los discípulos de Pedro Luis Lazo se perdieron en esta temporada 57 del béisbol cubano, la posibilidad de ubicarse dentro de los cuatro primeros.
Justo es reconocer que el objetivo primario que se propuso el colectivo técnico se cumplió; Pinar del Río logró su clasificación a la segunda fase de la presente campaña, y de un onceno lugar ocupado el pasado año, finalmente se terminó en sexto, pero pocos aficionados asimilan en esta occidental provincia, la pálida faena de uno de los mejores equipos del torneo cuando usted revisa la nómina, que participó en el segmento conclusivo de la competencia, imagen nunca vista en un equipo pinareño desde que comenzamos a ganar en 1978.
Y lo peor es que, además de la ausencia total de ofensiva y sus sorprendentes números en defensa (en ambos fueron últimos), se notó en los Vegueros una alarmante desmotivación y poca combatividad en aras de resarcir los resultados ya vistos que, sinceramente, la afición vueltabajera no esperaba. Tristemente a Pinar le faltó garra, y hombres claves a la ofensiva, amén de su alarmante merma, inexplicablemente dejaron de alinear en determinados partidos, cuando todavía, los pocos que ya asistían al estadio Capìtán San Luis, acariciaban la esperanza de una remontada. Resumiendo, no entiendo ni entenderé nunca los motivos por lo que se “tiró la toalla” antes de tiempo. Aunque algunos relevistas no estuvieron a la altura esperada, opino que el pitcheo (tercero dentro de los seis), no pudo hacer más pues trabajó, casi obligado y en la mayoría de las ocasiones, para defender una ventaja mínima desde casi la mitad de los encuentros.
Quiero, en este comentario, amén de referirme a la actuación de los medias verdes, ofrecer mis criterios sobre elementos externos que repercutieron, de manera general, en la calidad de la Serie Nacional. Este año, se logró incentivar la asistencia del público a los estadios; se logró que la gente hablara de pelota y que se crearan expectativas diferentes, quizá dadas por la presencia de glorias deportivas, ahora como directores, como los casos de Pedro Luis Lazo, Víctor Mesa y Orestes Kindelán. Muchas provincias lograron desarrollar partidos de noche, algo necesario para el espectáculo deportivo y en general, se fueron logrando cosas, pero desgraciadamente, nada es perfecto y todo iba tan bien que fue demasiado bueno para ser verdad.
Aceptando que, tenemos atletas contratados en el exterior y que todos vemos con buenos ojos esta posibilidad de que los mismos puedan representar al país, se puso la tapa al pomo desmembrando a los equipos con lo poco que les quedaba, para incluirlos en el Panamericano SUB-23, y echar por tierra, todo lo bueno que hasta ahora se había logrado.
De los equipos más afectados, sin dudas, estuvo Pinar del Río. A la larga espera de que Raidel Martínez y Liván Moinelo terminaran su participación en la Liga Japonesa, hubo que sumar la inclusión de ellos en el mencionado Panamericano, más la del refuerzo camagüeyano Yosimar Cousín. Y así salieron de sus equipos atletas valiosos como Norel González de Villa Clara, Raico Santos por Granma y Yolbert Sánchez de Industriales, por citar ejemplos. Si esta decisión se hubiese revertido en resultados positivos para la Mayor de las Antillas, hasta pudiésemos pensar en aplaudir la idea, pero aunque nadie podía vaticinar la pálida actuación que el equipo cubano tuvo en el certamen, mejor hubiésemos desistido de continuar pensando en querer ganarlo todo, y darle la posibilidad a otros muchachos que, en esta categoría, tienen cualidades y condiciones para vestir el ansiado uniforme de la selección nacional.
Moinelo, que tuvo protagonismo sobrado, con resultados excelentes y que le valió ser campeón con su equipo en la Liga nipona, manifestó en declaraciones a la prensa, sentirse agotado por lo que, de valorarse su merecido descanso y no llevarlo a Panamá, otro gallo hubiese cantado para la tropa que dirige el llamado “Rascacielos de Cuba”, aunque como ya señalamos, el elemento clave en un juego de béisbol, la ofensiva, brilló por su ausencia en la recta final.
Regresando a nuestro certamen doméstico, ese que hay que seguir reforzando, ya se ha informado que, nuevamente, a principios de Agosto, comenzará la edición número 58. Es comprensible que la Comisión Nacional decida su inicio en fecha que no permita interrupciones constantes por la celebración de eventos internacionales. Confiemos entonces en que la temporada ciclónica del año que recién comenzó, no sea tan activa como la anterior, para que el Campeonato, por ese motivo, no tenga pausas prolongadas.
Yosvani Aragón, titular nacional de la Comisión, también ha referido que para que los conjuntos que se quedan en la primera fase sigan jugando, se creará un torneo paralelo a la segunda etapa que permita entrenar de martes a jueves y jugar viernes, sábado y domingo.
Esto también permitirá erradicar las deficiencias que impidieron el avance de estos elencos. Por lo pronto, ya estamos viendo los “toros desde la barrera”, en los recién iniciados play off y el consuelo que nos ha quedado es ver el desempeño de los nuestros que fueron pedidos como refuerzos a los elencos que pelean por el título. La afición espera que la historia, en la Serie 58, sea completamente distinta.
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