Desde el primer instante, los de Mantua, quizás por lejanía, pensaron que nada podría pasarles, que era un asunto de terceros, pero los hechos demostraron que estaban equivocados. Por meses el coronavirus no tuvo vínculos concretos con la geografía y el modo de vivir del territorio al noroccidente de Pinar del Río. La existencia continuó y, sin dejar de tomar las medidas higiénicas esenciales, se descuidaron otras, como la restricción de movilidad.