Mantua primeras 24 horas

La Covi -19 sorprendió a Mantua  el  domingo, y lo que era entrenamiento se convirtio en hecho tangible.

Se activaron los centros de aislamiento -  listos  desde la primera mitad de abril marcó un punto de inició-, Los pobladores conocieron la noticia. Por vez primera,  en semanas reaccionaban con  realismo ante una situación repleta de augurios y preguntas..

En el hotel “Mangos de Roque” prepararon las mejores ropas de cama y los más brillantes cubiertos, pero esta vez las camareras no exhibían sus tradicionales uniformes y pañuelos finos al cuello. No había rostros descubiertos para regalar sonrisas, ni el barman Macías invitaba a degustar un “Polo Montañés”, como bautizó a su mejor Cocktail; solo el reino del color verde, los fríos e impersonales guantes quirúrgicos y los visores de plexiglás adornaban los rostros.

Cuando arribaron los pacientes, 18 personas, como sombras nerviosas, agobiadas por el peso de las circunstancias y expectantes ante lo desconocido, entraban a un confinamiento imprescindible, para ellos y el resto de la sociedad.

En momentos tan difíciles, la doctora Niurys, y Mayensy, la especialista en epidemiología, fueron consejeras, amigas, hermanas y mensajeras de la confianza, tan necesaria cuando no es posible un abrazo o un apretón de manos.

El doctor Roberto Pablo, nacido y criado en la villa, junto al enfermero Vázquez, también mantuano, fueron esa tarde los escudos de la última frontera entre la salud y la enfermedad; entre la desesperanza y la confortante sensación de quienes se sienten protegidos por la medicina.

Oficiales del Ministerio del Interior iniciaron las guardias. Nada de lechos especiales o cómodos sillones; solo el deber y la necesidad de contener la pandemia, para que no cercene la vida de los 10 000 habitantes del poblado.

Han pasado 72 horas y se esperan los resultados de los PCR, como se dice científicamente. De los aislado se sabe a diario, incluso, desde lo que meriendan,  almuerzan y  comen.

En las calles de la villa la vida continúa. Es primavera y en los campos se rotura la tierra, y junto al arado y la yunta está el nasobuco, que no deja de ser molesto para respirar, pero se considera  necesario más que nunca. El guajiro detiene los bueyes, saluda y, tímido, pregunta por Mantua y los que están en el hotel.

Cuando esta información salga a la luz, es probable que el escenario haya cambiado. Predecir el futuro, es imposible, pero afirmar que habrá una lucha sin cuartel por salvar a los compatriotas y detener la pandemia, es válido;  porque así ha de ser y en estas páginas aparecerá el testimonio de la hazaña, una más, del pueblo, los cuadros del estado, y los médicos, enfermeros y epidemiólogos de esta Isla.

Escribir un comentario

Para hacer un comentario recuerde:
1- Que no debe utilizar un lenguaje ofensivo.
2- Que debe ajustarse al tema del artículo.
Redpinar se reserva el derecho a no publicar los comentarios que incumplan las políticas anteriores.