El tiempo impecable borró el brillo de la juventud en Pedro Martínez Miranda, fundador de la antigua fábrica Sulfometales Patricio Lumumba, en Minas de Matahambre, pero no pudo arrancar las memorias de un encuentro inolvidable con Ernesto Che Guevara, tras inaugurar la planta el 29 de octubre de 1961.
“Nosotros teníamos un grupo de apoyo a la seguridad del centro. La noche antes de la inauguración nos informan que venía un dirigente a fundar la fábrica y que había que tomar medidas para su protección.
Yo pregunté: ¿es el hombre?, refiriéndome a Fidel.
-No, no se sabe quién es el que viene, me contestó Lázaro López, al frente del grupo.
Seguidamente nos dice los lugares donde debíamos situarnos.
Al otro día temprano, se reunió con nosotros y nos informó que quien venía era el argentino.
Le dije- ¡el Cheeee!.
-Sí, es el Che el que viene, ya nos lo confirmaron.
A mí, por suerte, me tocó ocupar una posición cerca de la tribuna donde iba a hablar a los trabajadores. La misma estaba ubicada al lado de la planta de fundición.
La misión mía consistía en no permitir la entrada y salida del personal ajeno por ese lugar.
Casi finalizando el discurso, me dan la orientación de que debía ir a cubrir otro punto, entonces me sitúan a la entrada del Country Club, un club americano, donde se jugaba el golf, convertido en ese momento en un círculo social.
Al rato de estar allí, veo venir al Che. Cuando llega se acerca a mí y me dice- Miliciano, cómo se siente?
-Bien Comandante.
-Firme, firme miliciano, me dijo, y entró a una reunión con los compañeros del Partido.
Cuando salió estuvimos hablando y le dije- Comandante, usted cuándo vuelve por aquí?
Me dijo- eso no lo puedo asegurar, ni yo mismo, pero por qué, necesitas algo?
-No, no, es que la presencia de usted nos da fuerzas para luchar.
- Eso es bueno (sonríe), monta en su carro, levanta la mano y dice -Hasta la vista miliciano.
-Hasta la vista Comandante, contesté.
El conversar con el Che me dio más ímpetu en mis condiciones como revolucionario, la grandeza de aquel hombre hasta hoy permanece vigente en mi memoria, jamás retrocederé a mis principios, ha sido y será un ejemplo para mí”.
Hoy a sus 81 años de edad, Pedro Martínez Miranda, se vanagloria por haber tenido el honor de conocer a nuestro inolvidable Guerrillero Heroico e intercambiar con él, en una de sus visitas a este municipio vueltabajero.
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