En un enorme aposento para curar tabaco, conocí al campesino Jesús Pérez Catalá.
Toda la vida de este hombre ha transcurrido en las vegas de la localidad Caliente, al sur de Minas de Matahambre.
En cada zafra tabacalera se hace acompañar de su familia, ellos son sus mejores aliados.
“Nadie como nosotros conoce el manejo que lleva el tabaco, desde que las posturas comienzan a aparecer en los canteros, hasta que las sembramos y obtenemos las hojas grades y finas. El tabaco es mi vida”, me dijo con orgullo.
Catalá, como le nombran sus amigos, mantiene desde hace tres años la condición de productor destacado, sus rendimientos arriban a 74 quintales.
En cuanto culmina la etapa de la solanácea, comienza a plantar las tierras de maíz.
No pierde tiempo, aprovecha los terrenos al máximo “Sólo así podemos lograr la prosperidad que todos los cubanos queremos, trabajando mucho”, puntualizó.
Este cooperativista opina que la familia debe ser la primera, en acompañar a los campesinos en las tareas más disímiles que surgen en el campo, antes que pensar en contratar fuerza de trabajo externa.
Catalá aprovecha el ciclo de cultivo, inicia muy temprano las labores.
En la actualidad cuando otros productores aún recolectan tabaco, ya él lo tiene todo cortado y protegido.
Este año recolectó 4mil 700 cujes, gracias a la calidad y resistencia que muestra la variedad Corojo 2012.
Jesús Pérez Catalá, es un campesino que no se queja de las adversidades y retos que la vida le plantea.
Está listo para seguir siempre adelante, desafiando el presente y con la esperanza de conquistar el futuro.
En sus ojos habita un fuego de optimismo, una llama de persistencia que indica triunfo.
Estoy seguro que la próxima zafra será superior.
(Tomado de Radio Minas)
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