Agricultura en La Palma tiempos de cambio

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El movimiento que se genera en la agricultura palmera puede esperanzar al mayor de lo escèpticos. La Palma está en tiempos de cambio.
No se trata de augurios infundados, sino de tierras en preparaciòn, plantaciòn de cultivos de alta demanda y movilizaciones a los campos como hace mucho tiempo no se veìan.
La agricultura es fuente de sustento seguro para el planeta y màs para Cuba, en su condiciòn de paìs no industrializado, pero sufre los embates de las carencias de insumos y los avatares de la naturaleza, que se mueve como pèndulo apocaliptico de sequìa a grandes aluviones.
En La Palma, por su condiciòn geogràfica, la pràctica es la llamada agricultura de secano o como muchos dijeran, mirando al cielo con los pies en la tierra. Aùn asì, se puede sacar màs de los campos en su mayorìa de suelos ferralìticos rojos y subexplotados por causas archiconocidas.
Estos meses de pandemia, recrudecimiento del bloqueo y mengua del comercio internacional, han desarrollado la capacidad resiliente de quienes ya vivimos los años 90 del llamado periodo especial. Volver al charco y plantar la promisoria postura de arroz nos despoja de la mentalidad importadora de: ”El mìo lo estàn sembrado en China...” lo que puede parecer un sencillo acto de subsistencia se transforma en una chispa, que de ser bien entendida y aprovechada nos puede llevar por el camino del autoabastecimiento.
Otra pieza del entramado es la comercializaciòn, los cambios en materia de polìtica econòmica, que asume Cuba, apuntan a una estrategia de flexibilizaciòn en la contrataciòn de fuerza de trabajo eventual en labores agrìcolas y la adaptaciòn de incentivos fiscales en la mini industria asociada al sector agropecuario.
Un elemento no menos importante, que puede devenir pibote en el destino final de lo que se produce en el surco, es el reconocimiento de diversos actores comerciales, incluyendo al propio campesino un acto de justicia y el comienzo de la ruptura del lastre que constituyen los intermediarios no siempre bienvenidos ni justificados.
En La Palma unas 28 estructuras productivas en sus variantes estatales y privadas y alrededor 600 productores tienen la alta responsabilidad de hacer màs expedito el empedrado camino que va del surco al plato.

El movimieto que se genera por estos dìas compromete y alienta, pero aùn no se siente en la tarima de los mercados ni en la mesa de quienes esperan respuesta mayor. El gran cambio està en que he visto a un maestro, sembrar un bejuco de boniato por primera vez y entender de donde viene el tuberculo; a un directivo estar al frente de su gente recolectando cafè o en el tabaco y sentirse lider.
Tambièn he constatado el orgullo del campesino que comienza a creer que algo anda cambiando en su entorno y que estamos dando a la tierra la importancia que merece porque a decir de Martì
“Es la agricultura la ùnica fuente estable y segura de riqueza...”

 

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