Vegueros después del diluvio

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tabaco 01Tras el paso de la tormenta tropical Eta, con un verdadero diluvio sobre los 11 municipios pinareños, los campesinos de esta provincia retoman una de las campañas tabacaleras más complejas de la historia.
Cuentan los especialistas que casi casi significa comenzar de cero, con un marcado retraso en algunos sitios que ya no habrá cómo recuperar.
De hecho, el plan inicial de siembra ha debido reducirse en más de 3 500 hectáreas (ha).
De unas 19 700 ha previstas al principio, ahora se pretende llegar a 16 170.
Se trata de una cifra que sigue siendo alta y que demandará un esfuerzo gigantesco, teniendo en cuenta las afectaciones y el atraso.
Con la autoridad que le dan los 47 años que lleva dedicado a la actividad tabacalera, Virginio Morales, especialista del Grupo Empresarial Tabacuba, afirma que no es la primera vez que una campaña sufre los estragos de un fenómeno hidro-meteorológico, pero nunca antes había sucedido en esta magnitud.
«Como esta, no hemos tenido ninguna, porque los eventos han sido consecutivos», dice.
En efecto, el impacto de Eta en noviembre, significó llover sobre mojado en una provincia que en octubre había registrado el doble de la media histórica de precipitaciones para ese mes, debido a la cercanía del huracán Delta, y en agosto había sufrido otro tanto, a causa de la tormenta tropical Laura.
Ante esa situación, los efectos de Eta no solo se sintieron en buena parte de lo que se había plantado, sino en decenas de miles de canteros de semilleros que respaldarían las siembras en las semanas siguientes.
Juan José Cordero, por ejemplo, un productor del municipio de Consolación del Sur, explica que los semilleros que había regado en su finca, junto a otros 12 campesinos, se afectaron considerablemente.
«Eran los que nos garantizarían las posturas de noviembre y diciembre», señala Juan José, y añade que «ahora la campaña deberá tener altos niveles de siembra en enero, algo que climatológicamente resulta complicado, porque la cosecha se extiende por lo menos hasta abril, cuando las plagas son más fuertes y el clima suele ser adverso».
En el resto del municipio, la situación es parecida. Joel Hernández, director de la Empresa Integral y de Tabaco del territorio, explica que de unas 4 000 ha previstas inicialmente, el plan se ha reducido a 3 400.
Solo la mitad podrá plantarse antes de que termine el año. El resto, quedará para los meses de enero y febrero, especifica Joel.
Ello se debe a los 12 000 canteros de semilleros que se arruinaron con Eta y los otros 16 000 que sufrieron daños parciales.
Entre las acciones que se impulsan actualmente, el funcionario destaca la riega acelerada de nuevos canteros.
«Los productores no han perdido la motivación y están trabajando duro», asegura.
Así sucede a lo largo de una provincia sobre la que recae alrededor del 70% de la producción del país, incluyendo toda la materia prima (con excepción de la capa) que se emplea en el torcido de exportación.
Miles de hombres y mujeres se vuelcan hoy a las vegas, para preparar tierras y fomentar sembrados, en el empeño de salvar la campaña.
«Aunque el clima no nos haya acompañado, todavía es posible obtener una buena cosecha», asegura Felix Yosbel Camejo, otro de los que tuvo que demoler lo que había sembrado y volver a empezar.
Yosvany Arencibia, administrador de la UBPC Julián Alemán, también es optimista. A pesar de que las lluvias de Eta dañaron totalmente las 11 ha de tabaco Virginia que habían plantado, gracias a las iniciativas para proteger las posturas, afirma que se ha podido reponer lo perdido en poco tiempo y empezar a revertir el atraso en el cronograma.
«Las innovaciones que adoptamos en la cooperativa, de conjunto con la empresa, nos han permitido disponer de posturas para recuperarnos lo antes posible», señala el directivo.
Concretamente, se refiere a la decisión de proteger una parte de las bandejas con las pequeñas plantas en el comedor, los almacenes y oficinas, y sobre todo en un grupo de túneles rústicos, construidos por ellos mismos, capaces de soportar lluvias intensas y vientos de alrededor de 60 kilómetros por hora.
No obstante, el doctor en ciencias Nelson Rodríguez, director de la Estación Experimental de Tabaco de San Juan y Martínez, advierte que en sentido general, la situación es tensa, porque el golpe de la naturaleza ha sido muy severo.
«Otras veces tuvimos afectaciones parecidas, pero la diferencia está en la etapa en que sucedieron. Noviembre es el mes óptimo para la siembra, y apenas se pudo aprovechar», detalla el especialista, y añade que el tabaco es un cultivo sensible, que depende de muchos factores, entre ellos de la fecha en que se planta.
«A medida en que nos alejemos del periodo óptimo, la calidad se afecta», dice.
Dos números bastan para ilustrar el desfase de la campaña. De más de 7000 ha que debían haberse plantado al cierre de noviembre, apenas se pudo llegar a 1 289.
Aun así, en las vegas de Vueltabajo la mayoría de los productores no se dan por vencidos. Con la maquinaria organizada para trabajar 16 horas diarias, y apelando además a las 16 000 yuntas de bueyes existentes en la provincia, siguen poniéndole empeño a una actividad, que en el último año le aportó 297 millones de dólares a la economía cubana, y que le da a esta tierra renombre mundial.

 

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