Por estos días de abril los círculos infantiles han estado de aniversario. Son  instituciones que representan uno de los proyectos más hermosos del gobierno cubano luego del triunfo revolucionario y en las que infinidad  de educadoras han entregado lo mejor de sí para bien del futuro de la patria.

Una de ellas es Ramona Obregón, mantuana que empleó su vida en una causa de amor infinito.

“Fui directora de este círculo infantil por cerca de 20 años, y todavía no puedo sustraerme de su magia y de su encanto.”- refiere- “Cada vez que estoy aquí me parece mi primer día y me emociono mucho”.

En los salones del  círculo infantil Valientes mambises su corazón latió para cientos de niños que hoy la recuerdan con agradable mezcla de simpatía y respeto.

“Siempre les traigo  a las educadoras un mensaje de aliento, una idea, una experiencia y de paso me doy una vuelta por los salones para jugar con los pequeños y no olvidar lo que siempre seré hasta el fin de mis días.”

Si el  inicio fue un reto lleno de interrogantes y determinación, el presente es certeza, matizada por décadas de práctica pedagógica. Así lo reconoce Aurora Valdés Lago, joven educadora que ama lo que hace y lo demuestra en cada paso. “Tengo experiencias maravillosas adquiridas en estos años de profesión. No imagino algo más útil que moldear la semilla del futuro de mi país. Vivo para esto y sí mañana vuelvo a nacer, sería lo que soy.”

Hay mucho que agradecer a estas instituciones que ni en los años difíciles del periodo especial cerraron sus  puertas  para favorecer a las mujeres cubanas y educar a los niños en la primera infancia.