Cuando ocurre un incendio en la villa de Mantua o en sus poblados bosques, a las fuerzas del comando provincial les es imposible acudir a tiempo. Por eso la localidad, situada a 100 kilómetros de Pinar del Río y a 36 de la estación de Guane, posee el primer cuartel de bomberos voluntarios de Cuba que este año cumple su octavo aniversario.
Fue reclamo de la población, canalizado gracias al esfuerzo de sus parlamentarios y la voluntad del Ministerio del Interior. Rodeada de imponente cinturón boscoso, salpicado de viviendas campesinas y casas de curar tabaco, la villa permanece en constante peligro durante la temporada seca.
De la necesidad de este carro habla Germán Pérez, jefe del comando de bomberos voluntarios. “Se necesitaba y se necesita un camión de bomberos teniendo en cuenta la cantidad de casas de guano dentro y en los alrededores del poblado, y las casas de tabaco dentro del macizo forestal con miles de hectáreas de bosque firme y demás vulnerabilidades que tiene Mantua. Hoy esa situación no ha cambiado”. Y agrega: “Un 28 de septiembre del 2011 yo recibí el camión y lo traje hasta acá”
Así, en ceremonia sencilla se fundó la primera estación de bomberos voluntarios de Cuba.
Douglas continúa rememorando: “Muchos participamos en aquella inauguración y la alegría y la aprobación de esta idea era generalizada. Nadie dudaba de la necesidad de este equipo que muy pronto entró en servicio y combatió infinidad de incendios. En los años transcurridos se cuentan por decenas las operaciones en las que el comando local decidió la ofensiva contra las llamas, creo que más de 600, puntualiza”.
Durante la temporada lluviosa el camión estuvo en reparaciones, por eso calma saberlo en el cuartel listo pare enfrentar contingencias. “Efectivamente- tercia Juan Antonio, otro de los choferes bomberos- estuvo un tiempo en reparaciones y ha quedado como nuevo. Los pobladores y el gobierno reconocen su valor y defienden junto a la población su estancia aquí. Es una forma más de dormir tranquilos en Mantua”.
El comando de bomberos voluntarios de Mantua, apegado a su técnica que por casi una década le acompaña, es parte indisoluble del plan estratégico de la defensa civil local encargada de velar por la seguridad, la vida y los bienes de la población en el territorio más alejado de la capital provincial.