Madre abrazando a su bebé.
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Nada reconforta más que las buenas noticias; pero a veces hay que evaluar por qué pudieron haber sido mejores.

La tasa de 3,0 por cada mil nacidos vivos menores de un año obtenida por Pinar del Río al cierre del año 2018 fue fabulosa, porque muchas personas ignoran que en la provincia en otras etapas fue de 60 y en gran parte de países de la América se multiplica varias veces.

Es extraordinaria y el pueblo agradece a ese ejército desconocido de personas que contribuyen minuto a minuto para esos logros.

En la prensa el reconocimiento colectivo lo expresamos por la labor que comienza desde la atención primaria en cada consultorio, con todos los médicos, las enfermeras y los técnicos, el sistema hospitalario especialmente de la Maternidad, incluyendo desde el mensajero hasta el neonatólogo, las autoridades y el personal de servicios que apoya cada caso.

Ese 3,0 pudo haber sido mejor pensarán algunos, pero no se puede obviar que es un acto heroico de la convivencia, en una etapa de la vida muy incierta, en la que aparecen las enfermedades y hasta factores imprevistos. Y todos deben tener presente que en la salud recibir una nueva criatura es el mayor sueño de todo el sistema.

Una estadística notable solo es posible por la acumulación del tiempo, que significa experiencia, conocimientos, pericia, dedicación y mucho amor del personal facultativo; de la conjunción de la pareja, la convivencia en el hogar, el apoyo externo de la familia y la sociedad; los aportes de la economía, la sostenibilidad y el empeño y la voluntad estatal.

Por eso se agradece a todos los que están, pero también mucho a los que no están, aunque durante tiempo dedicaron parte de su vida al sistema de Salud y propiciaron la satisfacción de las posibilidades de todos los pinareños, porque la cosecha no debe verse como la del último año, sino la de largas jornadas.

En otros tiempos vendrán resultados mejores, una veces arriba otras un poco más abajo, pero lo que no se puede cejar en el empeño, y los primeros que deben engrandecerse son los que peor quedaron, como Minas de Matahambre (5,3), Viñales (5,2) y Guane (4,8) que tuvieron tasa superior a la media provincial.

Otros que deberán luchar por mejorar su tasa son Pinar del Rio (3,8), Mantua (3,6) y Consolación del Sur (3,3) que no pudieron mantenerse en la media, aunque estas sugerencias son un poco censurantes, porque hay que pensar en los imponderables.

No obstante, los colectivos que esta vez se llevan los aplausos son Sandino, La Palma, San Luis y San Juan y Martínez con la tasa en cero, y aunque Los Palacios quedó en 2,5 se constata un esfuerzo, teniendo en cuenta su año anterior.

En el 2018 se registraron 6 378 nacidos vivos, con 296 más que en la etapa precedente y fallecieron 19, que significó seis más y eso muestra que el riesgo de ocurrencia de muerte en el menor de un año con respecto a igual etapa anterior aumentó en un 30 por ciento. Las causas de muerte en los menores de la provincia fueron multifactoriales.

ESPADA DE DAMOCLES

Sobre esta parte tan temprana de la vida pesa una especie de espada de Damocles, solapada en el llamado peso al nacer, que en la provincia se ha empeñado durante dos años consecutivos en el 4,2 por ciento y no es bueno.

Sobre esto se batalla año por año, se buscan fórmulas, se gana en apoyo y en conciencia, pero está ahí y en muchos lugares no se modifica, por el contrario se reportan 270 recién nacidos bajo peso, 16 más con respecto al año anterior.

Los municipios que presentan los mayores índices de bajo peso al nacer son Mantua (6,1), Consolación del Sur (5,0), Pinar del Río (4,4) y Sandino (4,3). Por debajo de la media provincial estuvieron Guane (4,1), Viñales, San Luis y San Juan y Martínez (3,9 cada uno), La Palma (3,7), Minas de Matahambre (3,4) y Los Palacios (2,8).

Aunque los más significativamente marcados son Pinar del Río, San Juan y Martínez, Mantua y Los Palacios que incrementan el riesgo de ocurrencia con respecto al año pasado.

LAS OTRAS EDADES

Las restantes tasas medibles de mortalidad fue 4,4 en los de cinco años; 3,5 la de mortalidad preescolar y 1,8 en la escolar.

En la preescolar se aprecia que se reportan nueve muertes (menos tres) disminuyéndose el riesgo con respecto al 2017 en un 31,4 por ciento, con tasa de mortalidad de 3,5 por 10 000 habitantes de la edad.

La tasa de mortalidad escolar incrementa el riesgo de morir con respecto al 2017 (más dos); 11 fallecidos y tasa de mortalidad de 1,8 por 10 000 habitantes de la edad, aunque en las causas estuvieron presentes las enfermedades malignas, entre otras.

EL FUTURO SE GESTA DESDE AQUÍ

En cuanto a natalidad queda mucho por hacer, el país va hacia la ancianidad, Pinar del Río está entre las provincias de mayor envejecimiento y los nacimientos han ido descendiendo, aunque en los últimos dos años hubo un pequeño aumento.

Una expresión aleccionadora es que se incrementó el número de captaciones de embarazo (5 940 en el año pasado) con 325 más respecto al 2017. Aunque lamentablemente no todos los territorios van en alza.

También disminuyeron las regulaciones menstruales, no obstante hay municipio que las incrementan: La Palma (más 36), Guane (más 28), Sandino (más 18), San Luis (más 11) y Minas de Matahambre (más ocho).

También los abortos disminuyeron, 219 menos con respecto al año anterior, y los territorios que incrementan el número son Consolación del Sur, Sandino, Pinar del Río y Minas de Matahambre. Los abortos provocados con medicamentos igualmente disminuyen en 480 casos.

En cuanto a los partos se contabiliza un índice de cesárea total de 36,7 por ciento, con la cesárea primitiva en 17,1 y la reiterada en 19,6, y de todas formas continúa el proceder solo en los casos necesarios.

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