Campo sembrado de tabaco

La tierra del mejor tabaco

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Por Aylen Cintado Chiroles

Pinar del Río es conocido por muchos como la capital del tabaco en Cuba, por ser precisamente aquí donde se cultiva la planta que nos hace únicos en todo el mundo. Este prestigio se debe por las largas y arduas jornadas de trabajo que dedican todas las personas involucradas en la producción del puro cubano.

El trabajo comienza desde los meses de junio y julio y continúa por nueve meses. Sin embargo, la temporada idónea para observar las grandes plantaciones en las vegas de tabaco es de noviembre y diciembre, cuando las condiciones climáticas son más frescas para la planta. En los campos cubanos se puede observar al aire libre el tabaco de sol que se emplea como tripa o capote, y forma parte del interior del puro y el tabaco tapado que se cultiva bajo tela de tapado y se emplea como la capa de revestimiento. Para lograr que estas plantas alcancen la vitalidad requerida se debe transitar por varios momentos.

El proceso se inicia con la siembra de la semilla, a partir de ahí el agricultor se ve obligado a permanecer al pie del sembradío para transplantar las posturas, cuando éstas alcanzan unas 6 pulgadas al cabo de 35 días después de sembradas, regar los surcos, abonar la tierra, eliminar insectos y antes de que florezca la planta, cortar las yemas terminales, que permite que las hojas tengan mejor calidad. Treinta días después de esta tarea, se recolectan las hojas atendiendo a su ubicación en la planta para luego llevarlas a las casas de tabaco por poco más de 2 semanas. Posteriormente, se fermenta la hoja, para lograr un color uniforme y enriquecer su aroma.

Este proceso continúa en una pequeña fábrica llamada escogida de tabaco, donde las mujeres se dedican a clasificar y seleccionar las hojas de tabaco según su tamaño, aspecto, calidad y estado de conservación. De ahí las hojas se trasladan a los despalillos para retirar la vena central, y finalmente, se pasa al secadero, armario de cedro donde ocurre una segunda fermentación. Después de terminado el curado, el tabaco se empaca en hojas de palma real que se envían a la fábrica donde comienza el proceso industrial que es tan importante como el agrícola.

Para acercarse al proceso de elaboración del puro se recomienda visitar la Fábrica de Tabacos Francisco Donatién, ubicada en la ciudad de Pinar del Río, donde se escoge, se tuerce, se anilla y se envasa el tabaco por manos de expertos que logran un producto de la mejor calidad y ya listo para degustar. En Pinar del Río se produce todos los tipos de hojas de tabaco, pero no todas las tierras poseen las condiciones óptimas que requiere un Habano. Las vegas de San Juan y Martínez, San Luis, Pinar del Río y Guane son las más privilegiadas.

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