Llueve en Mantua un poco más de lo acostumbrado: charcas, alcantarillas y cuanta oquedad ha creado la naturaleza se convierte en reservorio ideal para las larvas del Aedes Aegypti.
En tal contingencia la localidad moviliza recursos humanos y materiales para que el temible insecto no asegure su hábitat. Desde las primeras horas de la mañana, el ronroneo de las chapeadoras y el rítmico golpear del machete anuncian una lucha sin cuartel contra los refugios temporales de esta especie.
“En la actualidad tenemos la chapea en varias fases, desde la entrada de la villa hasta la plaza de, Mangos de Roque” Así lo afirma la directora de Comunales, Niurka Moreno, al frente de trabajadores y voluntarios que hoy se suman a la tarea.
“Se trabaja mucho, se innova para mantener los equipos, hay pocas herramientas, no abunda el combustible- dice- pero no hay dudas de lo que tenemos que hacer.”
En el otro extremo de la villa las operarias de higiene y epidemiología, Felicia Cosme y María de las Nieves Hernández, visitan patios y viviendas ubicadas en barrios periféricos donde es menor la urbanización y abundan las aguas estancas.
“Recabamos la ayuda de todos los vecinos para que Mantua continúe libre del Aedes. No es posible mantener el mosquito a raya sin la cooperación de los pobladores, los dúos autofocales, y otras medidas conocidas y no siempre practicadas”- dice María de las Nieves- pero acá convencemos a la gente, los comprometemos y damos pasos importantes”.
El poblado de Mantua es pulcro y fácil de desandar. “Cualquiera diría que este trabajo es fácil, pero no lo es- confiesa Felicia, la otra operaria, y agrega- Anualmente, cuando comienzan los aguaceros tenemos que extremar las inspecciones porque cada lugar puede ser la casa del Mosquito.”
Y lleva razón: el cinturón boscoso que rodea el poblado cubre más del 60 porciento del territorio, y genera lluvias torrenciales hasta bien entrado el verano. Cada tarde la montaña vierte toneladas de agua sobre el valle, excelentes para la agricultura y responsables- además- de miles de reservorios de aguas limpias, ideales para que las larvas de Aedes alcancen la vida adulta.
“No es casual que Mantua esté libre del Aedes Aegypti- dice Henry Domínguez Reyes, Intendente de la Administración local- porque esto no se logra sin la profunda experiencia de los operarios y la tradición que inculcan en quienes se incorporan a la tarea. Pero, además, porque hay intersectorialidad, colaboración y claridad de objetivos cuando se trata de la salud de esta comunidad y todas las que conforman a Mantua.”
Históricamente, Mantua ha sido uno de los territorios de la provincia y el país, donde, por largos periodos de tiempo, el mosquito Aedes Aegypti no ha hecho acto de presencia. La erradicación de sus condiciones de vida, la alerta temprana con el inicio de las lluvias y la cooperación entre factores, junto a la comunidad corroboran la estrategia que siguen las autoridades de salud para cerrar la entrada al temible vector.