La agresividad de este año en la votación contra el Bloqueo era para dudar, porque a los Estados Unidos se la fue de las manos su omnipotencia sobre el mundo en un abrir y cerrar de ojos y no podíamos olvidar a José Martí cuando habló del tigre… aunque el mundo le ha asestado el merecido palo número 28 al tigre herido.
Martí nos recordó en su formidable artículo Nuestra América “… El tigre, espantado del fogonazo, vuelve de noche al lugar de la presa. Muere echando llamas por los ojos y con las zarpas al aire. No se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo. Cuando la presa despierta, tiene al tigre encima.” Por eso podía esperarse cualquier cosa.
Efectivamente, en las últimas semanas el tigre rubio y desagradable estaba menos ruidoso que otras veces, lógicamente había sido desafiado en Turquía, ustedes conocen las razones; los norcoreanos recomenzaron con sus pruebas de misiles; en Siria dejaron sus posiciones, en Iraq los desprecian y lo peor fue en América: los pueblos se sublevaron en Ecuador y Chile; tienen las peores condiciones en Brasil, mientras que en Argentina perdieron al servil Macri y en Bolivia la jugada no les dio.
En Cuba no pudieron impedir la llegada de petróleo, mientras que en Venezuela sigue Maduro plantando en sus cabales y parece que el neoliberalismo, luego de un triunfo efímero, está en descenso nuevamente.
Lo peor fue en la madriguera, al presidente lo han puesto contra la pared por su chantaje con Ucrania, y su partido contrario parece que decidió ajustarle cuentas. Lo enjuicien o no, o manténganse en el poder un tiempo más, pero la verdad es que la hicieron otra raya al tigre y le será muy difícil una reelección, porque de aclamado meses atrás, pasó a ser abucheado en estadios… no una sola vez, sino dos, es como el cuento de las tres tazas.
En esta Asamblea General se presentó la nueva Resolución, nueva por que cambian los números, pero en la misma esencia de 1992. En un reciente informe dice que, entre abril de 2018 a marzo de 2019, el bloqueo ha causado pérdidas en el orden de los 4 343 millones de dólares. Y en estas seis décadas los daños acumulados ascienden a 922 630 millones de dólares.
Los adjetivos de los oradores siguen inamovibles, el bloqueo económico, comercial y financiero continúa como anacrónico, injusto, terrorista, violatorio de los derechos humanos, de los principios refrendados en la Carta de las Naciones Unidas, del multilateralismo y la buena fe de los pueblos.
Y todo eso los hacia más peligrosos, no porque haría algo peor contra Cuba, sino por las presiones al resto del mundo, porque Trump necesitaba una carta de triunfo y elevar su estima; ensayaron una y la gente dudó, porque nadie está seguro de que realmente hayan eliminado al jefe del terrorismo islámico.
Es más, el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla denunció que Estados Unidos había convocado a embajadas de cuatro naciones latinoamericanas, con el objetivo de obtener su voto en contra del proyecto de resolución de Cuba.
En 2018, el apoyo a la resolución cubana fue abrumadora: 189 a favor, dos en contra (Estados Unidos e Israel) y ninguna abstención, aunque Ausentes, Ucrania y Moldavia, que era algo padecido.
Este año votaron por Cuba 187 y los norteamericanos mantienen a su lado al inseparable Israel y se les sumó Brasil que en lugar de samba quiere bailar rock y esta vez dos abstenciones Colombia y Ucrania, mientras que Moldavia no presentó la cara por segunda ocasión.
Pero todo ya pasó, el palo (para ellos big stick), los golpeó en plena cabeza.
Como colofón, vale decir que a la embajadora estadounidense le hicieron un discurso que ni ella se creyó y la tapa al pomo la puso la Unión Europea, un fiel aliado, pero que unos minutos antes de hacer click en la votación se alineó con Cuba… una vez más.
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