Rebeca León Morejón, residente en el consejo popular La Sabana al norte de Minas de Matahambre, de pequeña jugaba a ser maestra y de antemano disfrutaba de la hermosa profesión de enseñar.

Sin embargo azares de la vida la llevaron, por muchos años, hacia otros caminos. La opción más oportuna en su momento fue una licenciatura en Economía del trabajo.

"Trabajé 22 años en empresas con eficiencia en mi desempeño, pero siempre soñé con el magisterio".

El 2004 trajo a Rebeca el cumplimiento de su anhelo. Fue cuando tuvo la oportunidad de dar clases como profesora adjunta en la Enseñanza Técnico Profesional.

“Comencé como profesora de Contabilidad; decidí incorporarme a tiempo completo a la docencia y me mantengo, ahí en la misma escuela.

Al principio la dificultad fue con la metodología porque el conocimiento del contenido lo tenía. Tuve mucha colaboración por parte de la dirección de la escuela y otros docentes hasta estar completamente preparada»

 El enfrentamiento a un aula resultó para Rebeca el sueño hecho realidad

"Cuando entré al aula y comenzaron a decirme profesora, me sentí satisfecha, porque eso era lo que me gustaba y sobre todo enseñar a alumnos que tuvieran deseos de aprender".

Consolidar la verdadera profesionalidad del maestro en una revolución como la de Cuba, no sólo está en la enseñanza de contenidos, sino en inculcar valores, eso ella lo sabe y no pierde tiempo en implementarlo.

"Hago trabajo político-ideológico con ellos y les inculco los valores que deben tener porque eso es fundamental para su formación".

Por todo ello la profesora Rebeca ganó el respeto de sus alumnos al punto de rescatar estudiantes con la carrera casi perdida.

Problemas de salud, justo en la edad de jubilación, obligaron a la ejemplar pedagoga a separarse del aula y de sus queridos alumnos, no obstante la vida le premió al permitirle volver a tomar en sus manos la tiza, el borrador y su plan de clases.

"Todo salió negativo y gracias a Dios pude reincorporarme de nuevo y trabajaré mientras pueda".