Sulay Valdés Hernández, reside en el consejo popular Santa Lucía. Es graduada de maestra en la Educación Primaria y como tal se desempeñó con mucho amor, sin embargo por razones personales lleva varios años fuera del magisterio.

Hace seis meses su mamá Odalis adquirió unos cordeles de tierra en usufructo. Ahora la maestra apoya de manera incondicional las actividades en el campo, que garantizan el sustento familiar.

«Mi madre es feliz con ese pedacito de tierra que siempre soñó y yo, al igual que mis hermanos, la apoyo en todo.

De inicio fue difícil, la tierra estaba cubierta de marabú. La gente que nos veía decía que era imposible limpiar aquello, sin una acción mecanizada. No teníamos recursos para limpiarla.

Nos faltaban los guantes, botas y machetes; pero no nos desanimamos. Fueron muchas las jornadas de sacrificio, de levantarnos temprano y partir hacia allá; a veces atravesando charcos y resistiendo el frío de las mañanas.

Lo primero que limpiamos fue para sembrar arroz porque era el tiempo apropiado para ese cultivo. Ya casi está de cogerse.

Mi madre aprovechó el marabú para procesar carbón para el consumo de la casa, cuando nos haga falta.

Sembramos también boniato y estamos en la preparación de tierra para otras producciones, según sea el tiempo ideal para cada cultivo.

Pasamos un poco de trabajo, pero lo hicimos y seguimos con mucha armonía con la esperanza de ver crecer las plantas hasta recoger el producto.

Damos gracias a Dios y al Gobierno por darnos ese pedacito de tierra que ayudará mucho a la economía de la familia”. Expresó Sulay Valdés Hernández.

El empeño valió la pena. Ante el empuje indetenible de esta familia, el enmarañado terreno se transformó en hermosos cultivos que pronto degustarán en su mesa.

Así colaboran también con el autoabastecimiento territorial del municipio, al que tanto nos llama la máxima dirección del país.