La diabetes mellitus afectó los riñones a José Raúl Cuba, quién durante más de un año fue paciente de la sala de hemodiálisis del Hospital “Comandante Pinares” y desde el 12 de octubre del 2014 vive con un trasplante renal.
“Mi gratitud al sistema de salud cubano, en especial al equipo médico del Instituto de Nefrología, es infinita”, manifestó este residente en el poblado de San Diego de los Baños, en el municipio de Los Palacios.
“El doctor Cristian, Jefe de la Sala de Trasplante es como mi segundo padre, cada vez que tengo algún problema al momento lo estoy llamando por teléfono y siempre me atiende sin mirar el reloj”, aseguró José Raúl.
Los medicamentos indicados para el esquema de tratamiento no le faltan, entre ellos el Neoral, un anti- rechazo al trasplante; sin embargo, este fármaco le provocó un Sarcoma de Kaposi que exigió otra intervención quirúrgica en el Hospital “Hermanos Ameijeiras”.
“Me cambiaron el fármaco por unas tabletas que, por su alto precio en el mercado internacional y las limitaciones que impone el bloqueo, son difícil de adquirir por nuestro país y tuve que volver a tomar el Neoral, también escaso, pero con disponibilidad para dos meses.
“Tuve absceso hepático y me hicieron una laparoscopia, de la cual me recuperé después de 13 días reportado como grave”.
Desde que le diagnosticaron la enfermedad, José Raúl Cuba, tiene la garantía de un transporte para asistir a las consultas, cada tres meses, en el Instituto de Nefrología y recientemente le administraron la primera dosis de la vacuna Abdala.
“Soy de los agradecidos, por lo que ha hecho y hace la Revolución por el bienestar mío y de todos los cubanos. En Estados Unidos el trasplante de riñón cuesta un cuarto de millón dólares y gracias a los esfuerzos de nuestro proyecto social estoy vivo, con problemas, pero andando. Estoy muy contento además por todos los cuidados de la familia y las atenciones de los vecinos”.