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Por el oriente, las favoritas precompetencia –Guantánamo y Santiago de Cuba– lograron los dos cupos en disputa a la Liga Superior de Baloncesto (LSB); por el centro lo consiguieron camagüeyanas y espirituanas, mientras por el oeste Capitalinas y Pinar, en ese orden, resultaban las agraciadas.

Para el quinteto de la más occidental de las provincias, quien llevaba como objetivo clasificarse a la LSB, este representaba el primer evento de envergadura, tras la debacle sufrida en la pasada temporada. Con un plantel que reunía experiencia y juventud, las vueltabajeras aspiraban a culminar primeras en el zonal occidental, aunque sin llamarse a engaños sabían que por medio tendrían a un fortísimo elenco de la capital.

Fue precisamente ese equipo el que se cruzó par de veces en el camino de las pinareñas, la primera de ellas cerrando la etapa regular 79 cartones por 73 y la segunda en el juego por la presea dorada con un apretado 64 por 60. Como quiera que las chicas de Leydi Ana Hernández quedaron por debajo de las expectativas, lo cierto es que el Torneo de Ascenso fue un medidor del momento por el que atraviesa el plantel y de las posibilidades reales que tiene para incluirse nuevamente en la elite de ese deporte en el país.

Aunque a la LSB en el mes de enero deben asistir reforzadas por jugadoras de seleccionados ya fuera de competencia, las nuestras no saldrán como favoritas para subir al podio de la lid, a pesar de la historia reciente que las encumbró como tetracampeonas nacionales entre el 2013 y el 2016.

Reeditar esa hazaña, pienso, requerirá de un recambio generacional que ahora mismo tomará algunos años concretarse. No obstante, atletas que están en plena forma física como Anis-leidy Galindo o Anay García, veteranas del peso de Arletis Povea y Allame Ochandarena y jóvenes talentosas como Yusleidis Miranda o Elianis Gallardo, de seguro darán pelea por el título.

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