El Toto Cantina como cariñosamente le llaman asegura que la Revolución le entregó lo más valioso: la tierra para trabajar, cosechar los cultivos y montear el ganado. A sus 108 años sonríe cuando ve llegar sus más de veinte nietos y los 6 hijos con los que comparte las faenas en el patio, alimenta las aves, limpia el plátano, monta la araña y los domingos disfruta del guateque Palmas y Cañas.

Desde hace algún tiempo este hombre del campo padece de dolores en las articulaciones y alguna que otra vez es lento su respirar, pero las ganas de trabajar en el campo, de cabalgar en su caballo, de seguir siendo el montero de unos años atrás no han desaparecido. Cuando le preguntas sobre la historia de esa comunidad comienza a hacer una serie de anécdotas en las que aparecen cada lindero, todas las vegas y los personajes de distintas generaciones que han vivido en ese lugar. Su incalculable memoria se mantiene intacta, sorprende a los vecinos desde lejos y los llama por su nombre, se enorgullece de su vista de águila, solo se le ve afectado el sentido del oído y a pesar de que no se separa de su viejo bastón camina erguido por su vega, respira el aire limpio y agradece el estar vivo.

 El 12 de agosto próximo Juan Francisco cumplirá 109 años y afirmó que le gustaría llegar lúcido, con mucha salud y junto a su esposa, para continuar mirando los aguacates que están naciendo cerquita del río, saborear una deliciosa taza de café, morder una que otra guayaba madura y seguir adelante con las ideas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz a quien agradece todos los beneficios adquiridos después del triunfo de la Revolución.